Primera Comunión











Autor Poema: Francisco Baena Calvo
Niños en comunión


Poema dedicado a los niños que reciben por primera vez la Eucaristía.
 


    Le llevaron unos niños para que los tocara;
pero los discípulos les reñían. Más Jesús, al ver esto, se enfadó y les dijo: "Dejad que los niños vengan a mí, no se lo impidáis, porque de los que son como éstos es el Reino de Dios
(Mc 10, 13-14) 

¡ Venid, infantes de la inocencia, amigos de los besos, hermanos de la vida, peregrinos de los sueños, y dejad vuestras sandalias en el portal de la noche.


Si, sumergíos en su pecho, en su corazón palpitante, en su clamor herido entre los maderos carcomidos, en su palpitar sumergido entre los secretos de sus voces, y abrid vuestras manos con sus pequeños dedos, vuestras entrañas con sus siete llaves ocultas, que desean abrir las alcobas, humedecidas de sangre, cargadas de risas, satisfechas de amores.


Entrad con vuestra frente iluminada, deseosa de aventuras, necesitada de sabiduría repleta de Evangelio; con vuestros labios abiertos a la palabra adecuada, a la palabra caldeada de Jesús, el Nazareno; con vuestro corazón diminuto con grandes ventanas,alentados con rayos de abrazos y besos.

Ay, no olvidéis el vendaval eterno que llega ahora, aunque crezca en vosotros la sospecha más honda, que haga palidecer la alegría desbordante de este día; aunque el pozo de vuestro olvido halle fuentes, esas fuentes más atractivas con sus contornos pero secas en sus adentros, que haga ocultar la serena huella del Crucificado; aunque los caballos de vuestro interior se desboquen en el camino y os lleven a otros lugares más exóticos, que os hagan sentir la serenidad de vuestra Comunión, este encuentro ilusionado, como una experiencia huidiza y atípica.


Si, amigos míos, pequeños héroes de este siglo, tan falto en sus cimientos de serenidad y de paz, de humildad y cariño, de honradez y valores, cuando acogáis a Jesús hecho alimento, cuando sintáis la compañía ilusionada de vuestros padres, cuando saboreéis el canto hecho plegaria, cuando las campanas griten extasiadas vuestra entrada, mirad hacia dentro de vosotros mismos, más allá de los gritos; elevad el corazón hacia arriba, más allá de los adornos; fortaleced la risa muy dentro, más allá de vuestros miedos, que Jesús, el Cristo, acoge vuestra vida hecha ofrenda, convertida en abrazo, amasada proyecto, transformada en volcán.

Amigos, si algún día vais, por pura ignorancia, hacia otras rutas, y olvidáis al AMIGO QUE NUNCA FALLA, el gran Jesús, que ha anidado en vuestras entrañas en este día de algarabía, recordad que El irá con vosotros siempre, aunque no lo sepáis !